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lunes, 28 de diciembre de 2015
Viviendo entre libros
¿Quién de nosotros, escritor, lector o ambos a la vez, no se siente cómodo con libros a su alrededor? Libros en mi cuarto, en la sala, entre mis cosas al ir o venir de la biblioteca, y alguno en mis manos, en diferentes momentos del dia. Tengo mi lugar preferido de lectura, aunque no exclusivo, ya que ese placer puede darse en casi cualquier momento y lugar.
Entonces ocurre que te va quedando menos espacio para más libros. "El saber no ocupa lugar", se suele decir. No lo ocupa en la mente, pero si en la casa. Y en la Facultad, ocupa, pesa, y cuesta dinero. ¿Qué hacer entonces? Hay libros que uno solo lee una vez, por ejemplo, novelas, porque que uno ya sabe lo que va a pasar. Al principio los llevaba a los sitios de canje de libros, cambiaba unos por otros. Observé que en esos sitios solía haber dos clases de personal: los que saben de literatura y los que calculan ganancias potenciales, viendo al libro solo como un objeto. Los primeros eran buenos también en atención al público, otra aplicación práctica de la formación en Humanidades. Los segundos, no siempre, y el hecho de que supieran lo que tenían entre manos sería bueno, sino por cultura, al menos como negocio.
Luego consideré una mejor opción: donarlos a la biblioteca pública. En particular, a la más grande y concurrida de mi ciudad. Después de todo, otros lectores hacían lo mismo. Desde entonces es la opción que pongo en práctica de vez en cuando. Por un lado, tengo presente que los libros son cada vez más caros. Por otro lado me gusta ver que los libros donados van y vienen, son leídos y apreciados por otras personas.
Hay algunos libros especiales para mi, incluyendo novelas, que conservo siempre conmigo, pero ese tema lo comentaré con gusto en otro momento.
domingo, 27 de diciembre de 2015
Filme de este fin de semana: Spectre
Hacía tiempo que no veía un filme del agente 007. A veces me pregunto si se está quedando obsoleto frente a otros héroes contemporáneos, unos porque son superhéroes y otros porque son más humanos.Sin embargo, una de las cosas que me gustan de las interpretaciones de Daniel Craig es que precisamente es un Bond más verosímil, con los defectos, debilidades y sentimientos que un protagonista de ación tiene sin ser menos por eso, sino locontrario.
Lo que me gusta de Spectre:
Un atractivo comienzo con acción, atrapante, con ganas de segir mirando. En esta saga de películas se suele ver a Bond al principio en una misión en algun lugar lejano del planeta. Luego se presenta el que será el conflicto del presente filme, viaja a otro lugar, conoce a una bella mujer, conoce a algún matón de turno, y a la mente criminal de turno. Después de eso cae en manos del villano, escucha sus planes, se las arregla para liberarse, libera también a la chica, da vuelta la situación y salva el dia. ¿No es siempre más o menos asi?
Me gusta también el Bond más humano, como decía antes; con sentimientos. La innovación en cuanto a sus colegas de trabajo y la forma en que pueden llegar a formar parte de la trama. La película no aburre, sigue una trama relativamente simple, no hay giros inesperados. Tiene un final feliz, aunque no me lo creo. Me recuerda a Sean Connery en "Nunca digas nunca".
Lo que no me gusta
La canción del comienzo no me llama mucho. Hay canciones de fimes de Bond que recuerdo claramente. "Nobody does it better", del filme "La espía que me amó"; "Goldeneye", del filme del mismo nombre, y el tema de "Die another day", cantado por Madonna.
Las persecuciones en automóbil podrían ser mejores. En filmes anteriores se ponía mucha creatividad e ingenio en ese tema, incluso si Bond debia utilizar vehículos normales. Las escenas de acción son pocas, y la tensión ante el peligro propuesto, no es de la envergadura de otros filmes, como podría ser por ejemplo en "Tomorrow never dies", "la espía que me amó", o "Die another day" o "Goldeneye".
El villano que tiene que contar todos sus planes y asi darle al protagonista la oportunidad de escapar con algun truco y dar vuelta la situación. Eso es lo que no debemos hacer al escribir un relato. Sin ambrgo, me gustó el detalle del gato blanco del viallno, como en los tiempos de Sean Connery.
En resumen, es un filme entretenido. A unos les gustará tanto como otros filmes de la saga, a otros menos. No busco aqui ponerle nota, sino dar mi opinión. Si lo ven, espro que lo disfruten.
viernes, 25 de diciembre de 2015
Los sinónimos y los matices
¿Que diferencia hay entre "ver" y "mirar"?. Lo pienso mientras soy testigo de un atardecer único e irrepetible, como es un ocaso cada vez que ocurre. En la escuela nos enseñaron que los sinónimos son diferentes palabras que se usan para decir lo mismo. Supongo que es una explicación aceptable para un niño. Como escritores no podemos quedarnos con esa definición.
Miro el cielo, dirijo la mirada sobre el horizonte. Veo lo que comprendo como un atardecer. Contemplo ese espectáculo como una obra de arte. Distingo diferentes tonos en el cielo y formas en las nubes. Diviso aves en el cielo y embarcaciones de pesca casi en el horizonte. Observo, porque pongo toda mi atención en ello.
Finalmente, lo aprecio y hasta le tomo una fotografia.
No solo hay una variedad de matices. Hay diversos significados que entran en juego al elegir cuidadosamente una palabra u otra. Eso tengo en cuenta al traducir un texto, al escribir el borrador de un relato, al leer noticias. Los medios pueden "aligerar" o "agravar" algunos hechos según las palabras que se elija para escribir artículos. Los diálogos en una narración, no creo que deban repetir la palabra "dijo", sino "afirmó", "confirmó", "negó", "adivinó", "dedujo", "consultó", "confesó", "reveló", etc. No quisiera olvidar los eufemismos, pero en esos casos se trata muchas veces de más de una palabra.
Ha caído la noche. termino de pasear y regreso a casa con la mente despejada y nuevas ideas. Pienso que ha sido un atardecer productivo.
martes, 20 de octubre de 2015
La biblioteca innombrable
Puedo decir que encontré la antigua biblioteca, me temo que
no era sólo una leyenda. He estado ahí y agradezco al cielo haber encontrado la
fortaleza necesaria para salir, sano y cuerdo.
Nunca volvería a entrar
en ella, pues si lo hiciera, puede que ya no saliera esta vez.
No, no diré en que
parte del viejo mundo se encuentra exactamente, “Il mistero è chiuso in me”, pues no quiero cargar con el destino
de muchos desafortunados en mi conciencia. Acecha oculta a simple vista, una
biblioteca dentro de otra, como un alma perversa dentro de un cuerpo atractivo.
Ese cuerpo es el de una institución
reconocida, con instalaciones confortables, modernas. Un lugar muy completo en
cuanto a calidad y cantidad de obras. Ocurrió
que entre ellas, en uno de sus tantos pasillos tapizados de libros, encontré
las obras de uno de mis autores favoritos. Claro que me llamó la atención de
inmediato. Allí estaban todas sus obras, las que leí, las que todavía no había
leído, e incluso más. Había obras que no reconocía. No las había visto antes en
librerías, sitios web o en otra biblioteca. No las había oído nombrar siquiera.
Tomé una de ellas con curiosidad:
“Blues del reparador de mundos “, Tayuki
Kimamoto.
“El joven
Miyashi despierta temprano con la esperanza de encontrar un nuevo empleo. Está
por conocer a un particular entrevistador que le confirmará que es la persona
adecuada y que el puesto será suyo…si realmente lo quiere. Sin embargo, deberá
pensárselo bien, pues si bien nada le faltará, será una tarea para toda la
vida. Una tarea que le obligará a replantearse lo que realmente cree saber
sobre la realidad”.
Como es mi costumbre, leí la primera página, y su comienzo atrapó mi
interés. Quería conocer esa historia, pero había más. De hecho, había mucho
más. Junto a ese estante había otro, y otro más, cada uno con nuevas obras
desconocidas de mis autores favoritos: maestros del terror, el suspenso, la
novela erótica, los cuentos, los microrrelatos. El pasillo se extendía más de
lo que yo recordaba. Me di cuenta de que ya no escuchaba otras voces, parecía
estar solo, pero el entusiasmo era por el momento mayor que mi preocupación.
No sé cuánto estuve caminando. Me encontré, siguiendo la misma dirección,
con más obras que despertaban mi interés. Ahora a los autores no los conocía ni había oído nunca
de ellos, y allí estaban sus obras, tal vez completas. ¿Cuánto tiempo podría
pasar entretenido con estas historias? Teniendo en cuenta lo que había visto y
lo que aún restaba…más tiempo del que podría vivir. Si elegía cuidadosamente
unas obras, estaría renunciando a otras. Si dedicaba mucho de mi tiempo a leerlas, no
tendría tiempo para socializar, para escribir mis propias obras, para continuar
mi trabajo dando clases. ¿De qué me serviría reunir el conocimiento de tantas
obras si no pudiera reseñarlas, comentarlas, recomendarlas? ¿Por qué apartarme
de mi vocación, si el sentido que tiene el reunir conocimiento es luego poder
darlo a otros? Devolví uno de esos libros a su sitio cuando algo noté algo más:
en el mismo estante, al alcance de mi
mano y algo más arriba, había libros con mi nombre.
El primero que tomé lo confirmó: mi nombre y mi foto. Una tal editorial
Jano, y la fecha actual. Miré de nuevo otras obras. Todas tenían fecha actual y
la misma supuesta editorial. Jano, dios romano de dos caras que miran en
direcciones opuestas; dios de las puertas, de los principios y de los finales.
El propio mes de “enero” es una variante de su nombre, y aún en idiomas como el
inglés y el portugués se nota la similitud con “January” y “Janeiro”.
Probé a abrir una mis obras inéditas y ver la primera página. Apenas al
intentarlo, sentí el ruido de una puerta cercana que comenzaba a cerrarse. Así
que ése era el precio. Yo no había visto más que títulos, no había leído más
que unas pocas líneas. Si buscaba de inmediato la salida, tal vez pudiera
encontrarla. ¿Sería así o ya sabía demasiado?
No hace falta decir que alcancé la salida caminando a buen paso y sin mirar
atrás. ¿De qué serviría que llamara a otros, que les hablara de libros y
autores inéditos en más espacio del disponible?
Ese lugar maldito no se abriría a cualquiera. ¿A quiénes habría atraído
con semejantes tentaciones? ¿Cuántas personas estarían todavía leyendo, ajenas para siempre al resto del
mundo? Ese lugar les ofrecía relatos literalmente atrapantes, pero a cambio se
quedaba con sus vidas, y lo que sus
vidas pudieran dar al mundo. ¿Era una biblioteca infinita cuyas características
no podemos comprender, o una de las formas que puede tomar el infierno, para
atrapar almas y quitárselas al mundo? Tal vez fuera ambas cosas, pues un
infinito puede contener a otro.
No niego que hasta el dia
de hoy sigo sintiendo a veces la tentación de regresar a ese lugar, mas no
conozco a nadie más que haya ido, como yo; y menos aún, alguien que de su
segunda visita haya regresado.
sábado, 17 de octubre de 2015
Una idea para llegar a tu público
¿No consigues llamar la atención de una editorial? Es todo un tema, difícil de conseguir, pero posible. Incluso puedes tomar la opción de autopublicar. El principal problema de estos tiempos no es ése.
Si se publican miles de libros al año, si sólo se lee un pequeño porcentaje de lo que se publica en Internet cada día, entonces tu obra es una gota de agua en un océano. Ahora no solo nos basta con pulir nuestras técnicas narrativas,seguir practicando y perfeccionándonos toda la vida, sino que también debemos aprender a construir una marca personal. Promocionar nuestra imagen de escritor, nuestras obras, de manera tal de ser constantes e interesantes. Habla del tema que conozcas bien, aunque sea controversial, pero pase lo que pase, nunca aburras al lector.
Ya se he mencionado en el artículo anterior algunas propuestas para dar a conocer nuestras obras y hasta nuestros personajes, además de crear interés en los lectores. En esta ocasión deseo desarrollar otra idea.
¿Quién no ha visto un club de lectura en sitios como Facebook? En general se lee y comenta a autores muy conocidos. Muchos no necesitan promoción porque son famosos, otros porque ya no están en este mundo, y en todos los casos, porque ya son nombres destacados. ¿Qué tal una variante? Cada nuevo club de lectura puede ser temático, uno para el género terror, uno para historias de amor, otro para lo que podríamos llamar crítica social,etc. Los lectores de cada género descargan una obra en un dia de promoción en que pueden hacerlo de manera gratuita. Tal vez tres o cinco librso en una semana. Más tarde cada uno deberá escribir una reseña en un blog, una crítica constructiva, a la que pueden sumar la mención en sus muros, twitter y otros espacios de la red.
De esta manera los autores obtienen visibilidad y se corre la voz sobre ellos, los lectores leen exactamente sobre el género que les interesa, los bloggers tienen más temas originales sobre los cuales escribir, y se descubre nuevos talentos.
Hasta ahora he visto propuestas similares, aunque faltaria ese nivel de organización, sin dejar nada al azar. En general muchas obras son mencionadas cada día y solo tienen sus "quince mimutos de fama". Tal vez solo falte un poco mas de impulso, correctamente dirigido, para poner muchas historias en circulación.
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