Un policía acusado de un crimen que no cometió escapa de
prisión y aparece un día después al borde de una cornisa. A primera vista parece
un intento de suicidio; acuden los
bomberos, la policía, la persona que trata de disuadirlo para que no salte, los
periodistas y los curiosos. Sin embargo, él no tiene intención de saltar, en
ningún momento la tuvo. En un plan tal vez muy audaz o muy tonto, estará
dispuesto a distraer la atención de la policía mientras su hermano, en un
edificio muy cercano, tratará de robar la evidencia que demuestre su inocencia.
Esta propuesta contiene buenas escenas de acción al
principio y desde la mitad de la trama. El resto del tiempo vale la pena
esperar y observar mientras todo va tomando sentido. No me convence la idea de
que alguien quiera salvar su reputación mientras arriesga su vida a 10 pisos de
altura; ese es un punto flaco en la verosimilitud de esta historia. Por otra
parte, se compensa con la caracterización de un personaje que no tiene mucho
que perder, con elementos que surgen sobre la marcha y aportan sentido, y el
suspenso creciente hasta momentos culminantes en que ya no hay plan, sólo
acción y pensar rápido, tras lo cual se resuelve satisfactoriamente los problemas.
Calificación personal: * * * está bien para pasar el tiempo libre.
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