Segunda Guerra Mundial. Un escuadrón de pilotos negros vuela
sobre Italia en misiones rutinarias. Vuelan aviones de segunda mano que
necesitan muchas reparaciones y son mantenidos lejos de las acciones
principales de la guerra, como reflejo de la discriminación que todavía viven
en esa época. Hay oficiales en el alto mando a quienes les gustaría disolver el
escuadrón alegando que fallaron en la “oportunidad” que se les otorgó. Sin embargo,
otros oficiales creen en su capacidad y llega la tan esperada oportunidad de
demostrar lo que valen: misiones de escolta de los bombarderos. Reciben nuevos
aviones y pintan de color rojo la cola de los mismos. Tan pronto como uno de
los pilotos de bombarderos los ve, dice “ no esperemos mucha protección hoy”,
pero después de ver la manera en que luchan contra los pilotos alemanes,
exclama “ ojalá que nos acompañen en la próxima misión”.
Lo primero que se destaca desde el comienzo de la película
son los excelentes efectos visuales. Las escenas de acción son muy buenas, tal
vez exageradas para el daño que puede causar un avión a hélice. No hay un
protagonista, sino que el grupo entero lo es, más allá de algunos momentos en
que destaca el líder de escuadrón, en un enfrentamiento contra un líder de
escuadrón alemán que se vuelve algo personal. Entre una escena de acción y otra
puede pasar un largo rato en que ningún actor destaca por su interpretación. En
esos intervalos que observa la lucha de los pilotos no sólo contra el enemigo
sino también contra la discriminación, una historia de amor y varios diálogos
típicos de una película bélica, sobre valor y patriotismo. Está lejos de
interpretaciones como la de Mel Gibson en “Fuimos soldados”, pero por otro lado,
no es aburrida.
Calificación personal: * * * entretenida.
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