miércoles, 4 de febrero de 2015

Apuntes sobre el arte de escribir cartas






Imagen: Keith Williamson



 No es común hoy en día escribir y enviar las típicas cartas redactadas en papel, han cambiado su forma, aunque no su finalidad. Cambiamos un papel por un e-mail, o por el texto de un blog u otro espacio cotidiano, pero sigue siendo importamte saber cómo redactarlas para presentarse, informar, proponer, vender, quejarse, obtener algún tipo de efecto o respuesta.
Con una carta se practica la escritura, la argumentación, el uso de un lenguaje educado a  la vez que claro, directo, el "lenguaje llano". Ese proceso incluye también editar, corregir, reescribir.
 ¿Se enseña en las escuelas cómo redactarlas? No lo se, pero estaría bien. En ese caso un estudiante sabría escribir una carta de presentación que acompañe su Currículum, un usuario redactaría una adecuada nota de reclamo a una empresa, un ciudadano escribiria una "carta al director" digna de leerse y comentarse, aunque fuera técnicamente un e-mail publicado en el sitio web del periódico.
También en literatura son mucho menos comunes que antes, reemplazadas en las páginas de ficción por los "mensajes de texto". Me llama la atención la manía de acortar palabras hasta las mínimas letras posibles. Por ejemplo, que en inglés escriban algo asi como "I lv u" (I love you), para decir "te amo". Si amas a otra persona, mejor que se lo digas con todas las letras y dejes las abreviaturas para otras partes de un mensaje, creeme que eso hablará mejor de ti.
Por otra parte, las cartas han regresado a la ficción como un género posible. No me refiero a la novela epistolar, sino a un texto relativamente breve que contenga una historia en sí mismo.Por ejemplo, un cuento en forma de mensaje.
 En mi ciudad se hizo hace años un concurso, no de cuentos, sino de "carta abierta", con interesantes resultados. Para quienes no estén familizarizados con ese término, es una carta que si bien va dirigida a una persona, empresa, institución o grupo, es publicada donde cualquiera pueda leerla, pues se invita a que su contenido sea conocido por todos, a fin de reflexionar sobre el mismo. Tales textos también pueden ser ficticios, como he mencionado más arriba.
Otra posibilidad sería, por ejemplo,  el libro "El arte de rechazar una novela", de Camilien Roy. Consta de más de 90 cartas ficticias de rechazo editorial, con sentido del humor y originalidad. El tema da para meditar y escribir en más detalle, en futuros artículos, sobre técnicas y ejemplos.Como siempre, son bienvenidos sus comentarios con más posibilidades o recomendaciones.


  

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