Crítica: Medianeras

Mariana y Martín viven en Buenos Aires, en departamentos cercanos entre sí pero llevando vidas paralelas, es decir, similares en algunos aspectos, apartadas, sin cruzarse. Además de sus neurosis personales sufren la paradoja de sentirse solos y aislados en la ciudad más poblada del país. En forma alternada se presentan y van contando sus historias, desde un pasado reciente hasta el momento en que eventualmente ambos llegan a encontrarse. En sus relatos relacionan la arquitectura de la gran ciudad con la sociedad que la habita: contrastes entre diferentes estilos, improvisación, desorden, falta de planificación. Muchos edificios, muchos cables y antenas, pero poca comunicación.
A las particularidades estos personajes se le suman algunas situaciones inesperadas, insólitas, unas graciosa y otras dramáticas. Los monólogos de ambos protagonistas están bién pensados, aunque con un vocabulario más literario que cotidiano. También suenan como si estuvieran leyendo o recitando de memoria en vez de realmente sentir. Hay momentos de silencio que no están cargados de significado sino que simplemente no pasa nada. Por otro lado, se destaca la fotografía, la música, la selección de planos como buenos complementos para expresar el concepto de soledad mejor que con muchas palabras. También el uso de imágenes que ilustran  enumeraciones, las fotos y hasta breves momentos de dibujos animados le dan un toque original y ameno. En pocas palabras, es una agradable vuelta de tuerca para tocar tema de la soledad en la gran ciudad.


 Calificación personal: * * * Buena.